jueves, 31 de mayo de 2012

Adivinanzas de la abuela para niños



¿ Quien adivina estas adivinanzas? ...Si los niños o los grandes !!!!!

1.- ¿Cuál es la estrella que no brilla?

2.- ¿Qué dice un perro bajo un árbol de Navidad?

3.- Es algo que crece en el mar, pero no es ni planta ni pez.

4.-Pasa a través de la ventana cerrada sin romperla.

5.- Tiene dientes y no murde.

6.- ¿Cuál es el animal que camina con los pies en la cabeza?

7.- Se puede tomar sólo con los ojos cerrados.

8.- Corre y salta de aquí para allá pero no tiene piernas.

9.- Se le planta pero no crece

10.- Son dos ventanas abiertas durante el día y cerradas en la noche.

11.- Habla pero no tiene voz.

12.- Hace como un león, tiene los dientes de un león, las garras de un león, la cola de un león, pero no es un
        león.

13.-¿Quién pende su vida de un hilo?

14.- No es el cuello, pero siempre está en mi cabeza.

15.- ¿ Quién pasa el día comiendo, bebiendo, fumando, riendo y hablando?

16.- Adan y Eva no los tuvo, pero desde entonces todo el mundo los tiene.


    RESPUESTAS:

1.- La estrella de mar

2.-"Por fín hay luz en el baño"

3.- El coral

4.- La luz

5.- El peine

6.- Los piojos

7.- El sueño

8.- La pelota

9.- El clavo

10.- Los ojos

11.- La carta

12.- La leona

13.- La araña

14.- La almohada

15.- La boca

16.- Los padres.

lunes, 28 de mayo de 2012

Cuento educativo de la abuela: La cara perfecta




Qué importante es estar alegre y sonriente, una carita feliz contagia  alegría a los demás



 LA CARA PERFECTA

Había una vez un muñeco de papel que no tenía cara. Estaba perfectamente recortado y pintado por todo el cuerpo, excepto por la cara. Pero tenía un lápiz en su mano, así que podía elegir qué tipo de cara iba a tener ¡Menuda suerte! Por eso pasaba el día preguntando a quien se encontraba:
- ¿Cómo es una cara perfecta?
- Una que tenga un gran pico - respondieron los pájaros.
- No. No, que no tenga pico -dijeron los árboles-. La cara perfecta está llena de hojas.
- Olvida el pico y las hojas -interrumpieron las flores- Si quieres una cara perfecta, tú llénala de colores.
Y así, todos los que encontró, fueran animales, ríos o montañas, le animaron a llenar su cara con sus propias formas y colores. Pero cuando el muñeco se dibujó pico, hojas, colores, pelo, arena y mil cosas más, resultó que a ninguno le gustó aquella cara ¡Y ya no podía borrarla!
Y pensando en la oportunidad que había perdido de tener una cara perfecta, el muñeco pasaba los días llorando.
- Yo solo quería una cara que le gustara a todo el mundo- decía-. Y mira qué desastre.
Un día, una nubecilla escuchó sus quejas y se acercó a hablar con él:
- ¡Hola, muñeco! Creo que puedo ayudarte. Como soy una nube y no tengo forma, puedo poner la cara que quieras ¿Qué te parece si voy cambiando de cara hasta encontrar una que te guste? Seguro que podemos arreglarte un poco.
Al muñeco le encantó la idea, y la nube hizo para él todo tipo de caras. Pero ninguna era lo suficientemente perfecta.
- No importa- dijo el muñeco al despedirse- has sido una amiga estupenda.
Y le dio un abrazo tan grande, que la nube sonrió de extremo a extremo, feliz por haber ayudado. Entonces, en ese mismo momento, el muñeco dijo:
- ¡Esa! ¡Esa es la cara que quiero! ¡Es una cara perfecta!
- ¿Cuál dices? - preguntó la nube extrañada - Pero si ahora no he hecho nada...
- Que sí, que sí. Es esa que pones cuando te doy una abrazo... ¡O te hago cosquillas! ¡Mira!
La nube se dio por fin cuenta de que se refería a su gran sonrisa. Y juntos tomaron el lápiz para dibujar al muñeco de papel una sonrisa enorme que pasara diez veces por encima de picos, pelos, colores y hojas.
Y, efectivamente, aquella cara era la única que gustaba a todo el mundo, porque tenía el ingrediente secreto de las caras perfectas: una gran sonrisa que no se borraba jamá

Fuente: Cuentos para dormir
Autor Pedro Pablo Sacristán

viernes, 25 de mayo de 2012

Poesía a la abuelita






                                                                       MI ABUELITA

Sentada se pasa
horas y horas y horas
no molesta a nadie
y es una reliquia que guarda mi casa.

Tiene los cabellos
blancos cual la nieve,
mi mano a tocarlos
casi no se atreve.

Me cuenta leyendas
de tiempos pasados,
y dice que entonces eran los niñitos
mucho más juiciosos
y muy aplicados.

Yo la quiero mucho,
¡pues me quiere tanto!
y este ramillete de fragantes flores
es para abuelita
porque hoy es su Santo.

       (Teodoro Palacios)

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