jueves, 11 de diciembre de 2014

Hermoso cuento de abuelos: Las arrugas




Era un día soleado de otoño la primera vez que Bárbara se fijó en que el abuelo tenía muchísimas arrugas, no sólo en la cara, sino por todas partes.
- Abuelo, deberías tener la crema de mamá para las arrugas.
El abuelo sonrió, y un montón de arrugas aparecieron en su cara.
- ¿Lo ves? Tienes demasiadas arrugas
- Ya lo sé Bárbara. Es que soy un poco viejo... Pero no quiero perder ni una sola de mis arrugas. Debajo de cada una guardo el recuerdo de algo que aprendí.
A Bárbara se le abrieron los ojos como si hubiera descubierto un tesoro, y así los mantuvo mientras el abuelo le enseñaba la arruga en la que guardaba el día que aprendió que era mejor perdonar que guardar rencor, o aquella otra que decía que escuchar era mejor que hablar, esa otra enorme que mostraba que es más importante dar que recibir o una muy escondida que decía que no había nada mejor que pasar el tiempo con los niños...
Desde aquel día, a Bárbara su abuelo le parecía cada día más guapo, y con cada arruga que aparecía en su rostro, la niña acudía corriendo para ver qué nueva lección había aprendido. Hasta que en una de aquellas charlas, fue su abuelo quien descubrió una pequeña arruga en el cuello de la niña:
- ¿Y tú? ¿Qué lección guardas ahí?
Bárbara se quedó pensando un momento. Luego sonrió y dijo
- Que no importa lo viejito que llegues a ser abuelo, porque.... ¡te quiero!


 
Tomado de Cuentosparadormir.com

martes, 25 de noviembre de 2014

Poema La abuelita





LA ABUELITA

Aunque parece en su sillón dormida,
la abuela está evocando suavemente
los lejanos recuerdos de su vida.
¡Oh, cómo la contempla enamorada,
(mientras apoya la cabeza blanca
en la nudosa mano fatigada)
la nieta!, y se aproxima, observa franca,
y risueña; después, con dulce acento
del amoroso visionar la arranca:
¿ Hoy no me dices abuelita un cuento?
La abuela piensa. Pasa en la memoria
un cuento, y otro cuento, y otro cuento.
Refiere Barba Azul, sigue la historia
de Alí Babá; desfila el atrevido
Pulgarcito soñando con la gloria...
Las diez canta el reloj. Mezcla el tañido
en el relato  su melancolía.
La nieta, poco a poco, se ha dormido...
y la abuelita cuenta todavía.

( Por E. Turini.)

jueves, 20 de noviembre de 2014

Ricos tallarines de pollo receta de la abuela


 Yo preparo los tallarines de pollo en forma rápida y me quedan muy bien, utilizo lo siguiente:



2 piernas de pollo con su respectivo encuentro
3 tomates bien maduros
1 cebolla grande
3 dientes de ajo
pimienta, comino, hongos y laurel
 queso parmesano


Preparación:

Divido las piernas en dos ( la pierna y el muslo) , le pongo un poquito de sal pimienta y comino.
En una sartén  pongo un poco de aceite y los doro un poco, los saco de la sartén. Licúo los tres tomates sacandoles las pepitas , luego pico una cebolla bien grande a  pedacitos. Pongo aceite en la sartén y frío la cebolla con los ajos un ratito luego pongo el tomate licuado, sal ,hongos y laurel, que fria un ratito  luego pongo el pollo que cocine en esa salsa unos 10 minutos cuando ya está listo los envuelvo con los fideos que deben estar cocidos 10 minutos en agua con un poquito de sal. Los escurro y los mezclo con el pollo . Esta receta es muy fácil y rica, pero el secreto para que queden bien ricos es que los tomates deben estar bien maduros, Los tallarines se sirven con su quesito parmesano encima y a comer.....


lunes, 17 de noviembre de 2014

Poema contado por la abuela para niños





MIS DEDITOS

Son mis deditos,
mírelos, mírelos
cinco hermanitos
siempre juntitos,
mírelos, mirelos.

De mi mano los deditos,
los deditos, cinco son,
mírelos,cuéntelos:
el índice, el anular,
el mayor o corazón,
el meñique y el pulgar

Cuentelos , cuéntelos,
cinco son, cinco son.
El mayor mandó a meñique
a que comprara un huevito,
y meñique lo compró.
Mírelo.

Este le puso la sal,
este lo  cocinó
mírelo,
el pícaro gordo se lo comió
y el pobrecito meñique
ni siquiera lo probó.
¡Qué dolor!, ¡qué dolor!


(Por Hilario Sanz )


(tomado de http://www.camino-latino.com/)

miércoles, 5 de noviembre de 2014

Chistes de Navidad de la abuela





 El maestro:
Juan define la palabra claustrofobia
Juan: La definición es : Miedo a Santa Claus

ManueL : ¿Qué le vas a dar a tu hermano pequeño para la Navidad este año?
Jose: No lo he decidido todavía.
Manuel: ¿Qué le diste el año pasado?
Jose: El sarampión

Juan: Cuál es el mejor momento para que Santa Claus baje por la chimenea
Jose: A cualquier hora

¿De que se le acusa al reo?
De hacer las compras de Navidad con anticipación.
¡Ey! Pero eso no es un delito!
¿Con que anticipación las hizo?
¡Ah! antes de que se abriera la tienda!

¿Que marca de carro lleva Papa Noel?
Un Renol....

lunes, 27 de octubre de 2014

Poema El gato





EL GATO

No hay como el gato
de mi casita,
¡ vaya unos ojos, 
y una colita!

Cuando estoy triste
mira y me llama
y de un saltito 
sube a mi cama.

Besa mi cara,
lame mis cejas,
y un runrún manso
da a mis orejas.

Cuando oye ruidos
por los rincones,
es el Herodes
de los ratones.

Lee en mi libro,
como en mi plato,
no me abandona
ni un solo rato

No hay como el gato
de mi casita
¡vaya unos ojos
y una colita!

(Teodoro Palacios)

lunes, 6 de octubre de 2014

Adivinanzas de la abuela



Adivinanzas para niños curiosos


Pienso y de pensar me vuelvo loca: qué parentezco me toca con la suegra de la mujer de mi hermano:

Respuesta: (mi mamá)


Pregunta: Si  tienes 30 calcetines blancos, 22 calcetines negros y 14 calcetines azules esparcidos por el suelo en la oscuridad, ¿cuántas tendrías que tomar para conseguir un par a juego?

Respuesta: Una vez que agarras 4  sin duda tendrá 2 del mismo color.
 
Si tiene dos gemelos, trillizos y cuatrillizos ; cuántas personas tienes? 
Respuesta: 9. Dos gemelos son 2 personas, tres trillizos son 3 personas, y cuatro cuatrillizos son 4 personas. 2 + 3 + 4 = 9.

sábado, 4 de octubre de 2014

Cuento para niños: Ricitos de oro


Una tarde  Ricitos de Oro fue  al bosque y se puso a recoger flores. Cerca de allí había una cabaña muy linda, y como Ricitos de Oro era una niña muy curiosa, se acercó paso a paso hasta la puerta de la casita. Y empujó.
La puerta estaba abierta. Y vió una mesa.
Encima de la mesa había tres tazones con leche y miel. Uno, grande; otro, mediano; y otro, pequeñito. Ricitos de Oro tenía hambre y probó la leche del tazón mayor.
- ¡Uf! ¡Está muy caliente!
Luego probó del tazón mediano.
- ¡Uf! ¡Está muy caliente!
Después probó del tazón pequeñito y le supo tan rica que se la tomó toda, toda.
Había también en la casita tres sillas azules: una silla era grande, otra silla era mediana y otra silla era pequeñita. Ricitos de Oro fue a sentarse en la silla grande, pero ésta era muy alta. Luego fue a sentarse en la silla mediana, pero era muy ancha. Entonces se sentó en la silla pequeña, pero se dejó caer con tanta fuerza que la rompió.
Entró en un cuarto que tenía tres camas. Una era grande; otra era mediana; y otra, pequeñita.
La niña se acostó en la cama grande, pero la encontró muy dura. Luego se acostó en la cama mediana, pero también le pereció dura.
Después se acostó en la cama pequeña. Y ésta la encontró tan de su gusto, que Ricitos de Oro se quedó dormida.
Estando dormida Ricitos de Oro, llegaron los dueños de la casita, que era una familia de Osos, y venían de dar su diario paseo por el bosque mientras se enfriaba la leche.
Uno de los Osos era muy grande, y usaba sombrero, porque era el padre. Otro era mediano y usaba cofia, porque era la madre. El otro era un Osito pequeño y usaba gorrito: un gorrito pequeñín. El Oso grande gritó muy fuerte:
-¡Alguien ha probado mi leche!
El Oso mediano gruñó un poco menos fuerte:
-¡Alguien ha probado mi leche!
El Osito pequeño dijo llorando y con voz suave:
-¡Se han tomado toda mi leche!
Los tres Osos se miraron unos a otros y no sabían qué pensar. Pero el Osito pequeño lloraba tanto que su papá quiso distraerle. Para conseguirlo, le dijo que no hiciera caso, porque ahora iban a sentarse en las tres sillitas de color azul que tenían, una para cada uno.
Se levantaron de la mesa y fueron a la salita donde estaban las sillas.
¿Que ocurrió entonces?
El Oso grande grito muy fuerte:
-¡Alguien ha tocado mi silla!
El Oso mediano gruñó un poco menos fuerte:
-¡Alguien ha tocado mi silla!
El Osito pequeño dijo llorando con voz suave:
-¡Se han sentado en mi silla y la han roto!
Siguieron buscando por la casa y entraron en el cuarto de dormir. El Oso grande dijo:
-¡Alguien se ha acostado en mi cama!
El Oso mediano dijo:
-¡Alguien se ha acostado en mi cama!
Al mirar la cama pequeñita, vieron en ella a Ricitos de Oro, y el Osito pequeño dijo:
-¡Alguien está durmiendo en mi cama!
Se despertó entonces la niña, y al ver a los tres Osos tan enfadados, se asustó tanto que dio un brinco y salió de la cama.
Como estaba abierta una ventana de la casita, saltó por ella Ricitos de Oro, y corrió sin parar por el bosque hasta que encontró el camino de su casa.


Este cuento plantea un situación que puede aprovecharse a nivel educativo para mostrar a los niños la importancia del respeto a las cosas de los demás y a su intimidad


Autor:

Robert Southey

Autor:

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