En plena guerra centrada en el Océano Pacífico, Miguel
recibe para comandar un pequeño barco de guerra, en mal estado, con tripulación
mal preparada, y provisto de armas obsoletas.
El barco de Miguel medía apenas 59,4 metros de largo, 10,6 metros de ancho, y
4,5 metros
de profundidad. Sin duda, el barco de guerra más pequeño del mundo.
Recibida la orden de zarpar, sin pensarlo dos veces, Miguel
se lanza a la mar y empieza a buscar naves enemigas, las que venían amenazando
las costas de su país.
Con arrojo y valentía, Miguel empieza a tener una victoria
tras otra, en una de ellas captura un gran barco transporte enemigo, que llevaba
a los mejores oficiales y soldados del país enemigo. Respetó a todos.
Una característica remarcable de Miguel era salvar, no hacer
daño, a las tripulaciones de los barcos atacados, y a los soldados enemigos
capturados en barcos de transporte.
Las sucesivas derrotas de la armada enemiga, causaron
desesperación y pánico en sus autoridades y el pueblo. ¿Como era posible que un
pequeño barco, en mal estado, mal armado, y con tripulantes no preparados podía
mantener en jaque a toda su moderna flota de grandes barcos de guerra? Hubo
destituciones de políticos y militares en el país enemigo, una crisis total.
Miguel seguía combatiendo a pesar de que su barco cada vez
estaba peor, había bajado sensiblemente su velocidad, y el nivel y calidad de
sus provisiones era insuficiente.
Enterado de esto el enemigo congrega a todos los grandes y
modernos barcos de guerra de su marina, y bloquea la marcha del barco de
Miguel, quien a pesar de su condición no paró de combatir.
Todos los barcos enemigos no pararon de disparar al pequeño
barco de Miguel quien muere dando ordenes en el puente exterior de mando. Ya en
ruinas el barco de Miguel seguía recibiendo disparos que acabaron por eliminar
a casi todos sus oficiales y tripulantes.
El enemigo se comportó en forma totalmente opuesta a la
forma magnánima como lo venía haciendo Miguel. Los comandantes y oficiales enemigos
participantes en este ataque no tenían nada de hidalgos.
Pero, al final, pasando los años, el otrora enemigo, hoy mantiene
a flote, venera, y rinde honores a Miguel y su pequeño barco, anclado en uno de sus principales
puertos.
Actualmente Miguel es conocido en todo el mundo como el Gran
Almirante, el Caballero de los Mares.
Miguel resultó al final el gran triunfador. (hurtvillac)