Erase una vez, en una casa solitaria, vivia una viejita que no tenía más compañía que la de un perro que se llamaba pellejo.
Una noche se fue a acostar, y cuando se disponía a poner sus zapatos al suelo, vio que debajo de su cama habia un hombre que se suponía era un ladrón
La viejita se asustó mucho pero no hizo notar que se había dado cuenta de tan inesperada visita y, se le ocurrió una idea para salir de tal aprieto.
Subió a su cama y arrodillada empezó a gritar a todo pulmón como si fuese una vieja loca: "Soy una pobre vieja puro hueso y PELLEJOOO! mis brazos son puro hueso y PELLEJOOO!...
Pero sólo era una estrategia para llamar a su fiel y fiero perro. Efectivamente al escuchar su nombre PELLEJO el perro acudió donde su ama y ella aprovechó para indicarle que debajo de su cama había un ladrón. El perro ni corto ni perezoso se metió debajo de la cama y cogió al ladrón del cuello, mientras la viejita llamaba a la policía que no tardó en llegar y agarrar al ladrón.
Es así como el cuento termina y la viejita vivió muy feliz en compañía de su adorado pellejo y colorín colorado este cuento ha terminado.