viernes, 15 de junio de 2012
¿Qué es ser papá? pregunta la abuela
Ser papá es algo más que cuatro letras, algo más que dos sílabas dibujadas en las cartillas donde los niños aprenden a leer.
Papá es lo mismo que sembrador, que protector, que guía, que jefe del hogar, que capitán del buque donde navega la familia.
Papá es el marino que frente al timón, preocupado unas veces y otras veces sonriente, se enfrenta a las tempestades en silencio, y cuando sale de ellas - bien sea vencido o victorioso- se sienta en una silla y acaricia el cabello del menor de sus hijos.
Papá es el camino más corto para escaparnos de nosotros mismos hacia las cosas más bellas de este mundo
( Anónimo)
domingo, 10 de junio de 2012
Los abuelos dan mucho amor a sus nietos
Siempre es bueno recordar que los abuelos son los cimientos de la familia, las raíces que
sujetan el árbol de la vida. El abuelo es crucial en el desarrollo de la
autoestima del niño y constituye un referente de seguridad inestimable.
.Al
contar historias del pasado familiar con su estatus de “padre del padre o de la
madre”, hacen que el nieto sienta su presente como la continuación de un pasado
enriquecedor y perfilan
el lugar que ocupa en el mundo. La mayor
alegría para los niños es sentirse seguros en un mundo donde hay adultos
(padres y abuelos) que les quieren.
Un cariño diferente
Los abuelos proporcionan a los niños una seguridad diferente
a la que aportan los padres, más antigua. En ello se encuentra la base de lo
que será nuestra vida amorosa. Por una parte quisieron y amaron a nuestros
padres, y lo hicieron de tal forma que despertaron en ellos el deseo de tener
hijos y repetir la experiencia. Su inconsciente determinó el de nuestros
progenitores y, además, con el amor que nos dirigen, son el refugio más seguro
y cariñoso de la infancia.
Ser abuela permite elaborar psíquicamente el hecho de haber
sido madre. Ahora bien, lo que se da a los nietos es algo diferente. La abuela,
cuando disfruta con su papel, quiere sin condiciones, es el amor más
desinteresado que se puede encontrar en la vida. La abuela puede sentirse
compensada con ver en su nieto una sonrisa que le recuerda a su hijo, porque
encuentra ahí el placer de la transcendencia y de la productividad de su vida.
Además, cuando se es abuela se puede elaborar lo que se hizo mal como madre. La
abuela puede ayudar, pero si no ha conseguido vivir bien su maternidad es más
frecuente que compita con la hija o con la nuera y que proteste por su función.
Los abuelos han sido padres, pero esta experiencia, a veces, no es garantía de
ayuda para los hijos y nietos. Si han tenido sentimientos de inferioridad y no
han podido resolver complejos infantiles, tratarán de compensarlo con los niños
y aquí aparecen los problemas, porque rivalizan con sus propios hijos.
Otra situación difícil se plantea cuando la abuela quita
autoridad a la madre, aunque si ésta actúa segura de sí misma, su autoridad no
se verá mermada. Cuando se encuentre a solas con el niño, conviene que le
aclare la diferencia de puntos de vista debido a que pertenecen a distintas
generaciones. Que el niño comprenda que los abuelos no piensan como sus padres
no es un problema, sino un síntoma muy saludable pues fomenta su capacidad de
tener un criterio propio.
Claves
Los padres esperan que los abuelos sean una fuente de
seguridad, que estén ahí cuando los necesiten. Ahora bien, también desean que
aprueben sus decisiones.
Ese deseo de aprobación es muy importante porque los padres
quieren que les consideren adultos delante de su pareja y de sus hijos, algo
difícil porque con frecuencia los abuelos los siguen viendo como los niños que
fueron. Otro desacuerdo es cuando los padres temen que maleduquen al nieto.
Los abuelos necesitan que se les tengan en cuenta sin que se
les pida más allá de lo que pueden dar. Algunas abuelas, en su incapacidad de
poner límites, aguantan y viven con resignación lo que tendrían que vivir con placer.
Por el contrario, aquella que vive plenamente su condición, transmite un
mensaje de esperanza.
Para evitar rivalidades es necesario establecer claramente
que la educación pertenece a los padres.
Isabel Menéndez
Via: Hoymujer.com
sábado, 9 de junio de 2012
Cuento para niños: Barba Azul
Érase una vez, un hombre sumamente rico, tenía todo cuanto
se puede desear, pero también tenía un defecto, su barba era azul, y esto lo
hacía tan feo que ninguna mujer se le acercabaUna vecina suya tenía dos hermosas hijas, y el caballero
pidió a una en matrimonio, pero permitió que eligiera la que deseara. Como es
natural, ninguna de las muchachas quería, no sólo por su barba, sino porque, el
hombre se había casado varias veces y no se sabía qué había sido de ellas.
Para que entraran en confianza, Barba Azul las invitó junto
a su madre y algunos amigos, a visitar una de sus casas de campo. Estuvieron
ocho días y todo fue paseos y fiestas. Todo resultó de maravilla, tanto, que la
hermana menor comenzó a verlo menos feo y pensó que era un hombre honesto.
Había pasado un mes, cuando Barba Azul dijo a su mujer que
debía salir de viaje por lo menos durante seis semanas, le pidió que se divirtiera
en su ausencia y que invitara a sus amigas y las llevase al campo si deseaba. Y
le entregó las llaves:
- Éstas son las llaves de los guardamuebles; éstas, las de
la vajilla de oro y plata; éstas, las de mis cajas fuertes, donde guardo el oro
y la plata, y ésta, es la llave maestra de todas las habitaciones de la casa.
Pero esta llavecita, es la del gabinete que está en el fondo de la galería del
piso de abajo, puedes abrir todo lo que desees, pero os prohíbo que abráis este
gabinete, de lo contrario, conocerás mi cólera.
La esposa prometió obedecer en todo. El esposo la besó y
partió en su carroza.
Las amigas y vecinas acudieron inmediatamente a la casa,
para curiosear todas sus riquezas, pues no se habían atrevido a visitarla
mientras estaba el marido, por el miedo que les provocaba.
Estaban todas muy entusiasmadas recorriendo las habitaciones
y husmeando entre los guardarropas, los muebles y las joyas, y no paraban de
envidiar a su amiga. Pero ella no se divertía, pues estaba tan intrigada por el
contenido del pequeño gabinete, que no podía esperar ni un minuto más.
Era tan grande la curiosidad, que, olvidándose de las
amigas, bajó por una pequeña escalera, dejando a sus invitadas solas. Al llegar
frente a la puerta se detuvo a reflexionar sobre lo que su marido había dicho,
y sobre las desgracias que podrían ocurrirle si desobedecía. Pero la tentación
pudo más que el sentido común y abrió temblorosa la puerta.
Al entrar no podía ver nada, pues no había ventanas en la
habitación. Caminó unos pasos y tropezó con algo, apenas pudo distinguir de qué
se trataba, la habitación estaba repleta de baúles. Abrió uno y encontró ropa
de mujer en el interior. Comprendió en seguida, que se trataba de los
vestuarios de las mujeres de Barba Azul, pero de ellas no había rastro.
Asustada, abandonó la habitación y volvió a cerrar la puerta, pero la llave
cayó y no pudo encontrarla.
Temblando regresó con sus amigas sin decir palabra. Su
esposo regresaría y sabría que había desobedecido, y ella sufriría el mismo
destino que las demás.
Barba Azul regresó aquella misma noche, pues había recibido
una carta diciendo que se había solucionado el asunto que lo requería. La
muchacha trató de fingir que estaba feliz.
Al día siguiente, cuando el esposo le pidió las llaves, la muchacha
se las entregó temblorosa. Cuando Barba Azul notó que faltaba la llavecita del
gabinete se puso furioso y le dijo:
- Me has desobedecido como las otras, ahora tendrás su mismo
destino. Te encerraré para siempre en la torre de mi casa de campo, aquella en
la que estuvimos. Así aprenderás tu lección.
La esposa lloraba y suplicaba que la perdonara, pero el
esposo tenía el corazón duro como una roca. Atada y amordazada, la llevó hasta
el carruaje y condujo él mismo hasta la casa de campo, donde la encerró en la
torre, tal como lo prometiera. Luego regresó a la ciudad.
La muchacha estaba desolada, la habitación era pequeña y
tenía apenas una ventanita diminuta, por la cual entraba apenas un rayo de luz.
Debía resignarse a terminar allí sus días, a menos que ocurriera un milagro.
Afortunadamente, la hermana de la muchacha había presenciado
cuando el marido se la llevaba por la fuerza y los había seguido a caballo, sin
que Barba Azul lo notara. Regresó a su casa y mandó llamar a sus hermanos que
eran mosqueteros. Contó a los jóvenes lo sucedido, y éstos se encaminaron hasta
la casa de Barba Azul para darle muerte.
Cuando terminaron con Barba Azul, fueron a liberar a su
hermana, que se convirtió en la heredera de todas sus riquezas y las utilizó
para acomodar a toda su familia y para casarse con un joven de buen corazón..
Fuente:Cuentos-infantiles.org
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