miércoles, 20 de junio de 2012

Cuento con valores: La fiesta de cumpleaños





LA FIESTA DE CUMPLEAÑOS

En un pueblo pequeño había una vez  una familia muy querida compuesta por el papá, la mamá y 4 hijas.Las niñas eran muy educadas y les encantaba jugar con animales  de peluche. Las mayor tenía 12 años, la segunda, 10, la tercera 8 y la última  llamada Carmen tenía 6 años. Eran unas niñas muy buenas y ayudaban a su mamá en los quehaceres de la casa. 
Un día el sol salió desde muy temprano y todas ellas se levantaron  muy contentas porque era el día del cumpleaños de su mejor amiga llamada Anita, y esperaban que sea las 4 de la tarde para ir a la fiesta y saludarla. 
Llegó la hora y todas muy bien vestidas fueron al cumpleaños. Después de saludar a su amiga y darle su regalo, fueron a jugar muy contentas con su amiga y  las demás niñas invitadas.
 A eso de las 7 pm la mamá fue a recogerlas y llevarlas a casa. Todo había salido muy bien. 
Pero cuando estaban por llegar a casa, la mamá notó algo raro en el comportamiento de Carmen la niña de 6 años. Notó que debajo de su abrigo la niña escondía algo que aprisionaba con sus manos, le preguntó que tenía allí y la niña con voz temblorosa le dijo que no tenía nada. Pero la mamá que la conocía muy bien se dio cuenta que mentía, así que le abrió el abrigo y con gran sorpresa vio que tenía un oso de peluche que no era de ella, se lo había traído de la casa de su amiga . La mamá enojada le llamó la atención explicándole que eso no estaba bien, que eso era robar y que debían regresarn inmediatamente a casa de la amiga para devolverlo. Así lo hicieron. Al llegar Carmencita pidió hablar con su amiga y le explicó que  se había traído el oso porque le gustó mucho pero que por favor la perdone porque nunca mas lo volvería a hacer. Esta fue una prueba muy grande, pero sirvió, porque Carmen aprendió la lección y nunca mas se llevó nada a casa sin permiso. 
Este tipo de actitudes de no consentir  ni por una sola vez  que los niños se adueñen de cosas por mas insignificante que sean sin permiso, les enseña a ser honrados y personas de bien como lo fueron las 4 hermanas que ahora ya son unas señoritas muy correctas. Y colorín colorado este cuento ha terminado.

(Maria Luz Novoa)


viernes, 15 de junio de 2012

¿Qué es ser papá? pregunta la abuela




Ser papá es algo más que cuatro letras, algo más que dos sílabas dibujadas en las cartillas donde los niños aprenden a leer.

Papá es lo mismo que sembrador, que protector, que guía, que jefe del hogar, que capitán del buque donde navega la familia.

Papá es el marino que frente al timón, preocupado unas veces y otras veces sonriente, se enfrenta a las tempestades en silencio, y cuando sale de ellas - bien sea vencido o victorioso- se sienta en una silla y acaricia el cabello del menor de sus hijos.
Papá es el camino más corto para escaparnos de nosotros mismos hacia las cosas más bellas de este mundo

                                                                             ( Anónimo)

domingo, 10 de junio de 2012

Los abuelos dan mucho amor a sus nietos





Siempre es bueno recordar que los abuelos son los cimientos de la familia, las raíces que sujetan el árbol de la vida. El abuelo es crucial en el desarrollo de la autoestima del niño y constituye un referente de seguridad inestimable.

.Al contar historias del pasado familiar con su estatus de “padre del padre o de la madre”, hacen que el nieto sienta su presente como la continuación de un pasado enriquecedor y perfilan
el lugar que ocupa en el mundo.  La mayor alegría para los niños es sentirse seguros en un mundo donde hay adultos (padres y abuelos) que les quieren.

Un cariño diferente

Los abuelos proporcionan a los niños una seguridad diferente a la que aportan los padres, más antigua. En ello se encuentra la base de lo que será nuestra vida amorosa. Por una parte quisieron y amaron a nuestros padres, y lo hicieron de tal forma que despertaron en ellos el deseo de tener hijos y repetir la experiencia. Su inconsciente determinó el de nuestros progenitores y, además, con el amor que nos dirigen, son el refugio más seguro y cariñoso de la infancia.

Ser abuela permite elaborar psíquicamente el hecho de haber sido madre. Ahora bien, lo que se da a los nietos es algo diferente. La abuela, cuando disfruta con su papel, quiere sin condiciones, es el amor más desinteresado que se puede encontrar en la vida. La abuela puede sentirse compensada con ver en su nieto una sonrisa que le recuerda a su hijo, porque encuentra ahí el placer de la transcendencia y de la productividad de su vida. Además, cuando se es abuela se puede elaborar lo que se hizo mal como madre. La abuela puede ayudar, pero si no ha conseguido vivir bien su maternidad es más frecuente que compita con la hija o con la nuera y que proteste por su función. Los abuelos han sido padres, pero esta experiencia, a veces, no es garantía de ayuda para los hijos y nietos. Si han tenido sentimientos de inferioridad y no han podido resolver complejos infantiles, tratarán de compensarlo con los niños y aquí aparecen los problemas, porque rivalizan con sus propios hijos.

Otra situación difícil se plantea cuando la abuela quita autoridad a la madre, aunque si ésta actúa segura de sí misma, su autoridad no se verá mermada. Cuando se encuentre a solas con el niño, conviene que le aclare la diferencia de puntos de vista debido a que pertenecen a distintas generaciones. Que el niño comprenda que los abuelos no piensan como sus padres no es un problema, sino un síntoma muy saludable pues fomenta su capacidad de tener un criterio propio.


Claves

Los padres esperan que los abuelos sean una fuente de seguridad, que estén ahí cuando los necesiten. Ahora bien, también desean que aprueben sus decisiones.

Ese deseo de aprobación es muy importante porque los padres quieren que les consideren adultos delante de su pareja y de sus hijos, algo difícil porque con frecuencia los abuelos los siguen viendo como los niños que fueron. Otro desacuerdo es cuando los padres temen que maleduquen al nieto.

Los abuelos necesitan que se les tengan en cuenta sin que se les pida más allá de lo que pueden dar. Algunas abuelas, en su incapacidad de poner límites, aguantan y viven con resignación lo que tendrían que vivir con placer. Por el contrario, aquella que vive plenamente su condición, transmite un mensaje de esperanza.

Para evitar rivalidades es necesario establecer claramente que la educación pertenece a los padres.

Isabel Menéndez
Via: Hoymujer.com





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