lunes, 19 de abril de 2010

Cuento para niños: "Mirando por la Ventana"






MIRANDO POR LA VENTANA

Había una vez un niño que cayó muy enfermo. Tenía que estar todo el día en la cama sin poder moverse. Como además los niños no podían acercarse, sufría mucho por ello, y empezó a dejar pasar los días triste y decaido, mirando el cielo a través de la ventana.
Pasó algún tiempo, cada vez más desanimado, hasta que un día vio una extraña sombra en la ventana: era un pingüino comiendo un bocata de chorizo, que entró a la habitación, le dio las buenas tardes, y se fue. El niño quedó muy extrañado, y aún no sabía qué habría sido aquello, cuando vio aparecer por la misma ventana un mono en pañales inflando un globo. Al principio el niño se preguntaba qué sería aquello, pero al poco, mientras seguían apareciendo personajes locos por aquella extraña ventana, ya no podía dejar de reír, al ver un cerdo tocando la pandereta, un elefante saltando en cama elástica, o un perro con gafas que sólo hablaba de política ...
Aunque por si no le creían no se lo contó a nadie, aquellos personajes teminaron alegrando el espíritu y el cuerpo del niño, y en muy poco tiempo este mejoró notablemente y pudo volver al colegio.
Allí pudo hablar con todos sus amigos, contándoles las cosas tan raras que había visto. Entonces, mientras hablaba con su mejor amigo, vio asomar algo extraño en su mochila. Le preguntó qué era, y tanto le insistió, que finalmente pudo ver el contenido de la mochila:

¡¡allí estaban todos los disfraces que había utilizado su buen amigo para intentar alegrarle!!

Y desde entonces, nuestro niño nunca deja que nadie esté solo y sin sonreir un rato.

Autor: Pedro Pablo Sacristán




Via: Cuentos para dormir

jueves, 8 de abril de 2010

Cuento: El ladrón de pelos



Valeria era una niña muy preocupada por su papá. Desde hacía algún tiempo, había visto que se estaba quedando calvo, y que cada vez tenía menos pelo. Un día, se atrevió a preguntárselo:

- Papá, ¿por qué cada día tienes menos pelo?

Su papá le dijo sonriente:
- Es por el ladrón de pelos. Hay por esta zona un ladronzuelo chiquitito que visita mi cabeza por las noches cuando estoy dormido, y me quita todos los pelos que le da gana. ¡Y no hay forma de atraparlo!

Valeria se quedó preocupada, pero decidida a ayudar a su papá, aquella misma noche aguantó despierta tanto como pudo. Cuando oyó los primeros ronquidos de su padre, agarró una gran maza y se fue a la habitación de sus padres. Entró muy despacito, sin hacer ruido, para que el ladrón de pelos no pudiera sentirla, y cuando llegó junto a su papá, se quedó observando detenidamente su cabeza, decidida a atrapar al ladrón de pelos en cuanto apareciera. Al poco, vio una una sombra sobre la cabeza, y con todas las fuerzas que tenía, lanzó el porrazo más fuerte que pudo.

¡Menudo golpe! Su papá pegó un enorme grito y se levantó de un salto, con un enorme chichón en la cabeza y un buen susto en el cuerpo. Al encerder la luz, se encontró con Valeria de frente, con la mano en alto sujetando la maza, y diciendo:

- ¡casi lo tenía! papá. ¡Creo que le he dado, pero el ladrón de pelos se ha escapado!

Al oir eso, y ver al papá con la cabeza bien dolorida, la mamá comenzó a reirse:

- Eso te pasa por contarle tonterías a la niña - dijo divertida.

Y el padre de Valeria tuvo que explicarle que no existía ningún ladrón de pelos, y contarle la verdad de por qué se quedaba calvo. Y así, con la ayuda de un gran chichón en su cabeza, comprendió lo importante que era no engañar a los niños y contarles siempre la verdad. Y Valeria, que seguía preocupada por su papá, dejó de buscar ladrones de pelos, y le compró un bonito gorro de dormir.


Autor.. Pedro Pablo Sacristan
Cuentos para dormir

domingo, 28 de marzo de 2010

Las lenguas hechizadas (Por Pedro Pablo Sacristán)


Hubo una vez un brujo malvado que una noche robó mil lenguas en una ciudad, y después de aplicarles un hechizo para que sólo hablaran cosas malas de todo el mundo, se las devolvió a sus dueños sin que estos se dieran cuenta.
De este modo, en muy poco tiempo, en aquella ciudad sólo se hablaban cosas malas de todo el mundo: "que si este había hecho esto, que si aquel lo otro, que si este era un pesado y el otro un torpe", etc... y aquello sólo llevaba a que todos estuvieran enfadados con todos, para mayor alegría del brujo.
Al ver la situación , otro gran Mago decidió intervenir con sus mismas armas, haciendo un encantamiento sobre las orejas de todos. Las orejas cobraron vida, y cada vez que alguna de las lenguas empezaba sus críticas, ellas se cerraban fuertemente, impidiendo que la gente oyera. Así empezó la batalla terrible entre lenguas y orejas, unas criticando sin parar, y las otras haciéndose las sordas...
¿Quién ganó la batalla? Pues con el paso del tiempo, las lenguas hechizadas empezaron a sentirse inútiles: ¿para qué hablar si nadie les escuchaba?, y como eran lenguas, y preferían que las escuchasen, empezaron a cambiar lo que decían. Y cuando comprobaron que diciendo cosas buenas y bonitas de todo y de todos, volvían a escucharles, se llenaron de alegría y olvidaron para siempre su hechizo.
Y aún hoy el brujo malvado sigue hechizando lenguas por el mundo, pero gracias al mago ya todos saben que lo que único que hay que hacer para acabar con las críticas y los criticones, es cerrar las orejas, y no hacerles caso.

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