La vida moderna ha cambiado
mucho la manera de ser de las personas. Ojalá todo sea para bien pero en
muchos casos no lo es .
Me refiero a algunos hijos mayores casados con padres
ancianos.
Debido a la
competencia, a la mayor demanda de dinero, muchos de ellos trabajan más de la
cuenta y ya no les da tiempo para atender o acordarse de sus padres ancianos,
los visitan cuando pueden, no tienen tiempo para una llamada telefónica para
preguntar como están, que necesitan.
Muchos padres ancianos terminan siendo una carga para esos hijos, y
son llevados a una Institución de caridad para que otros velen por ellos. Y a
esos padres ancianos no les queda otra cosa que la resignación.
¿Es posible que estos “hijos” no piensen que el tiempo pasa volando y que
ellos también se harán viejos y que sentirán la misma tristeza de ver que ellos
ya son un estorbo para los hijos?.
¡Qué felices esos padres que tienen hijos que no piensan
igual, que se preocupan por ellos, que los visitan, que los ayudan y los hacen
sentir que no están solos.
DIOS BENDIGA A ESOS
BUENOS HIJOS.